Esta web utiliza solamente cookies propias, necesarias para la navegación Acepto

  • Enviar vía mail 
  • Compartir en Facebook 
  • Compartir en Twitter 
  • Compartir en Meneame 
  • Compartir en Delicious   

La certificación de proyectos de I+D+i

12/12/2022

A continuación, se resuelven una serie de dudas frecuentes sobre la certificación de proyectos de I+D+i, que es una actividad de transferencia de conocimiento que podrías llevar a cabo y cobrar por ella como parte de tus tareas de investigación.

¿Cómo funciona la certificación de proyectos de I+D+i?

Las empresas tienen la posibilidad de deducirse en el Impuesto de Sociedades parte de la inversión que realizan en I+D+i. El proyecto en cuestión puede ser desarrollar un nuevo producto alimenticio con una cantidad menor de grasa o un nuevo lubricante para maquinaria industrial que permita un menor desgaste de sus componentes y sea más responsable medioambientalmente. Lo imprescindible es que el proyecto tenga un importante componente de innovación y para eso es necesario conocer lo que están haciendo el resto de empresas del sector.

Para tener seguridad jurídica y que no tengan problemas después con Hacienda cuando soliciten la deducción, las empresas pueden solicitar un Informe Motivado Vinculante al Ministerio de Ciencia e Innovación. Y para obtenerlo, las empresas deben presentar un certificado al ministerio que respalde su proyecto, y que esté emitido por una Entidad de Certificación acreditada por ENAC en función de un informe realizado por una persona experta en la materia. Será este experto, o experta, el que calificará el proyecto en una de las siguientes tres categorías:

La investigación es una “indagación original planificada que persiga descubrir nuevos conocimientos y una superior comprensión en el ámbito científico y tecnológico”, mientras que se considera desarrollo a la “aplicación de los resultados de la investigación (…) para la fabricación de nuevos materiales o productos para o para el diseño de nuevos procesos o sistemas de producción, así como la mejora tecnológica sustancial de materiales, productos, procesos o sistemas preexistentes”. Las mejoras tecnológicas que sean calificadas como Investigación y Desarrollo permiten deducirse un 25% de lo invertido en el Impuesto sobre Sociedades. 

Finalmente, se considera innovación tecnológica a la “actividad cuyo resultado sea un avance tecnológico en la obtención de nuevos productos o procesos de producción o mejoras sustanciales de los ya existentes. Se considerarán nuevos aquellos productos o procesos cuyas características o aplicaciones desde el punto de vista tecnológico, difieran sustancialmente de las existentes con anterioridad.” En este caso, la mejora es un avance para la empresa que lo pone en marcha, pero puede estar presente ya en la competencia. Es una mejora desde el punto de vista de la empresa que lo lleva a cabo, pero no necesariamente un gran avance en el conocimiento. Las mejoras que sean calificadas como innovación tecnológica permiten una deducción inferior a los dos casos anteriores, concretamente un 12%. 

Puesto que el requisito es que las personas expertas tengan experiencia reciente en proyectos de investigación, las Entidades de Certificación trabajan con una amplia base de datos de expertos, normalmente profesores o investigadores universitarios en activo.

¿Qué tipos de experto participan en este proceso?

Las Entidades de Certificación trabajan con dos perfiles de personas expertas

Por un lado, está la persona experta “cuatro dígitos”, haciendo referencia a los cuatro dígitos del código UNESCO de conocimiento en el que se enmarca el proyecto a evaluar. Este experto tiene una amplia experiencia dentro su ámbito y su tarea es identificar cuál es la novedad que plantea la empresa y definir el perfil que deberá cumplir el experto técnico que evaluará ese proyecto. Posteriormente, velará porque el proceso de evaluación sea coherente y ajustado a la normativa.

Por otro lado, está la persona experta técnica o “seis dígitos”, que hace referencia a un campo de conocimiento más específico dentro del código UNESCO y que es el que realmente examina la novedad propuesta por la empresa y determina si estamos ante un proyecto de investigación y desarrollo, una innovación tecnológica o ninguna de las dos cosas. Este experto es el que de verdad emitirá el informe técnico que determine cómo se califica el proyecto presentado y la Entidad Certificadora emitirá su certificado en base a él. 

¿Cuáles son los requisitos para ser experto o experta?

El experto “cuatro dígitos” tiene que tener una experiencia amplia dentro del código Unesco, que podrá justificar mediante la participación en proyectos, tesis, docencia, u otras actividades a lo largo de una amplia carrera. No es requisito que este tipo de expertos sea catedrático, pero frecuentemente los investigadores con una experiencia amplia en un campo lo son. Este experto no suele ser, por lo tanto, un investigador recién doctorado, pero tampoco requiere haber trabajado en proyectos de investigación en los últimos años. Cada certificadora trabaja con una pequeña selección de expertos de este perfil para cada uno de los códigos UNESCO en los que está acreditada y, aunque la normativa exige sólo un mínimo de 8 años de experiencia profesional y al menos 4 en ámbito de I+D+i, lo normal es que el grupo de expertos “cuatro dígitos” con el que las certificadoras suelen trabajar supere por mucho esos requisitos mínimos. 

Por su parte, el experto técnico o “seis dígitos” tiene que estar al tanto de lo último de lo último en un campo muy concreto de manera que sea capaz de identificar la novedad del proyecto presentado y clasificarla. Para participar como experto “seis dígitos” es requisito imprescindible que hayas participado en proyectos de investigación relacionados con ámbito concreto del proyecto a evaluar por un total de 24 meses de experiencia en los últimos 5 años. Los proyectos pueden haber tenido financiación pública (convocatorias competitivas) o privada (proyectos para empresas), pero deben sumar esos 24 meses sin solaparse en el tiempo y deben estar relacionados con aquellos conocimientos que haya determinado el experto “cuatro dígitos”.

Por supuesto, se te exigirá no haber participado proyectos financiados por la misma empresa cuyas mejoras tecnológicas vayas a evaluar. El conflicto de interés se extiende incluso al grupo de investigación y al departamento, por lo que las Entidades de Certificación no asignarán un proyecto a un miembro de un departamento o de un grupo de investigación que haya participado en los últimos dos años en proyectos de los que la empresa a evaluar haya sido pagadora.

“La empresa nos identifica qué entidades participan en el proyecto y define también quienes son sus competidores. En base a esos datos, analizamos el posible conflicto de interés de los expertos que participan en el proyecto. El objetivo final es lograr una evaluación independiente que no esté sesgada por dependencias económicas,” nos explicaba Miriam Rodríguez (DNV). 

¿Qué gana la persona experta en estas colaboraciones?

Por una parte, los trabajos de experto tienen una remuneración económica por el tiempo dedicado a evaluar el proyecto y redactar el informe. Dicha remuneración funciona como cualquier otro proyecto de transferencia y se puede tramitar a través de Euskoiker. 

Estas actividades de transferencia, como cualquier otra, también tienen su reconocimiento en distintas convocatorias internas de la universidad (complementos retributivos, sexenios de transferencia). 

Por otra parte, estas colaboraciones permiten estar en contacto con los proyectos de investigación que en estos momentos están realizando empresas en el mismo ámbito que el experto investiga. Miriam Rodriguez (DNV), nos contaba que “lo que las personas expertas que colaboran con nosotros nos transmiten es que la razón principal por la que realizan estas evaluaciones es porque les permite estar al día con su campo de investigación.” 

Esta visión es compartida por Isabel Delgado (ACIE), quien nos confirmaba que en su experiencia “la posibilidad de estar al corriente de los últimos desarrollos del mercado es el motivo que más citan las personas expertas de nuestra base de datos para participar en estos procesos de investigación. Es cierto que reciben un pago por el trabajo realizado, pero lo que más les impulsa a participar es saber lo que se está haciendo en el mundo de la empresa.” 

¿Cómo funciona el proceso? 

La empresa presenta su proyecto a una Entidad de Certificación solicitándole el certificado y el informe técnico que lo respalda. Los proyectos que se presentan a certificación pueden ser de cualquier ámbito del conocimiento, pero las áreas de conocimiento con mayor volumen de proyectos son, en este momento, las que tienen que ver con TIC (tecnologías de la información y la comunicación), ingeniería industrial, ciencias clínicas, materiales o química

La certificadora contacta con el experto “cuatro dígitos” especialista en el área de conocimiento del proyecto para que haga una primera revisión de la documentación aportada, identifique la novedad y establezca los requisitos que tiene que cumplir el experto técnico o, en casos muy excepcionales, los expertos técnicos que deben evaluar el proyecto. Es raro que se seleccione más de un experto técnico, pero puede suceder en proyectos especialmente complejos y multidisciplinares.

La Entidad de Certificación busca a un experto técnico que cumpla con los requisitos que ha fijado el experto “cuatro dígitos”. La primera búsqueda se hace en la base de datos de la certificadora y, sólo si no se encuentra ningún experto que cumpla con los requisitos fijados, se hace una búsqueda ad hoc entre las universidades que colaboran con dicha certificadora. Lo ideal es que este paso de identificación no se prolongue más de una semana, y por eso las certificadoras siempre están tratando de incrementar sus bases de datos con investigadores en activo 

El experto técnico examina la documentación aportada por la empresa y, bien redacta su informe directamente, o bien emite un informe de no conformidad para que la empresa aporte más datos que le permitan tomar una decisión con respecto a la calificación. Este proceso se puede prolongar si la información aportada por la empresa no termina de responder a las peticiones del experto.

Finalmente, el experto técnico emite su informe, que debe pasar por manos de un comité de certificación, que, a la vista de lo expuesto, emite el certificado para la empresa.

La empresa puede entonces presentar su certificado y el informe técnico al ministerio competente y obtener a cambio su Informe Motivado Vinculante, documento que podrá presentar a Hacienda en caso de reclamación ante la deducción practicada en el Impuesto de Sociedades.

¿Cómo puedo entrar en las bases de datos de una certificadora?

Si quieres trabajar como persona experta técnica de certificadoras y cumples con los requisitos de haber participado en proyectos de investigación durante al menos 24 meses en los últimos cinco años, puedes contactar con Aitziber Conde <aitziber.conde@euskoiker.es> de la Fundación Euskoiker, que te orientará sobre cómo entrar en la base de datos de las distintas certificadoras que tienen convenio con la Fundación.

Como se ha explicado, algunas áreas de conocimiento (TIC, industrial, ciencias clínicas, materiales o química) son más activas que otras, pero a las certificadoras les interesa tener personas expertas en todas las áreas del conocimiento porque, aunque acudan raras veces a especialistas de algunas áreas, cuando tienen que hacerlo, resulta fundamental que se pueda hacer de manera rápida. “Tenemos más de 2500 personas en nuestra base de datos y estamos continuamente añadiendo más. Para nosotros es fundamental la celeridad en ese segundo paso de identificación del experto o experta que va a evaluar el proyecto,” nos confesaba Isabel Delgado (ACIE).

Contacto

Buscar

Fechas importantes